- Año: 2012
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Fotografías:James Brittain
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La Avenida de Portage revive dos edificios comerciales históricos de principios de siglo, situados a una cuadra al oeste de la más famosa esquina de Winnipeg, Portage y Main. A pesar de haber sido los principales destinos de compras en la ciudad, los edificios de la avenida experimentaron un lento declive, convirtiéndose en plagas de la calle y el centro. En el 2010 nuestro cliente compró el sitio para desarrollar las propiedades abandonadas en 75 departamentos de arriendo y 22.500 pies cuadrados de espacio comercial.
Una serie de movimientos formales simples transforman radicalmente la fachada original, cambiando la percepción del público de los edificios de unas monstruosidades a un hito urbano unificado. Por encima de la acera, balcones en voladizo de acero en las aberturas originales de las ventanas existentes, facilitan el acceso al aire libre a los habitantes de los departamentos. Revestidos en aluminio con acabado de espejo, los balcones quedan camuflados contra su entorno.
Mientras los balcones empujan a los habitantes hacia afuera de la fachada, el piso principal absorbe a los peatones, suavizando el límite entre el paisaje urbano público y los interiores privados. En el interior, los departamentos dimensionados entre 430 y 1020 pies cuadrados llenan los cuatro pisos superiores de la avenida, además de una nueva adición de tres pisos en la Hample. Para hacer frente a la profunda huella del edificio y sus ventanas al proporcionar unidades interiores, se generan dos pozos de luz existentes a través de todos los pisos residenciales, aparte de un tercero que se extiende en la nueva adición.
La planta baja está ocupada por Manitoba Start, una organización sin fines de lucro que provee servicios para los nuevos inmigrantes en Winnipeg. Al nivel de la calle una pared de vidrio se repliega en el edificio para crear una entrada profunda, en forma de "V" que amplía el ancho de la acera. Arriba, unos ángulos facetados, brillantes se van hacia el exterior a 13 pies de distancia de la cara del Hample para luego volver a encontrarse con el borde de la avenida, unificando las dos fachadas. Juntos, estos elementos atraen a la ciudad en la expresión del edificio, por lo que son un participante activo en la vida de la calle.
